Una nueva herramienta, más completa
Me hace gracia que la gente opine que la versión nueva de la calculadora no es correcta. ¿Correcta comparada con qué? Los cálculos de álcali y agua, respecto a los índices de saponificación establecidos, son correctos. Eso no tiene mucha ciencia.
Durante muchos años hemos utilizado la versión anterior de la calculadora de Mendrulandia como un complemento a lo que ya sabíamos sobre los jabones. O así debería de haber sido. Pero claro, no era perfecta. De hecho, tenía varias imperfecciones que se podían mejorar. Cuando esas mejoras eran poco significativas, las he ido haciendo sobre la marcha. En la mayoría de los casos, sin anunciarlo. Porque no hacía falta.
Pero es verdad que muchas dudas que surgían en algunos usuarios me hacían darme cuenta de que no todo estaba contemplado, de que se podía mejorar significativamente.
Cambios anteriores a este
Hice una versión 3. Con mucha ilusión. Con cambios importantes en cuanto a la imagen y uso, pero no muchos respecto al fondo del asunto, como me hicieron notar. Y, teniendo en cuenta que iba a resultar un poco traumático, más valía dar el gran salto del tirón, sin pasar por ese intermedio. Murió antes de nacer, aunque mucho de lo invertido se aprovechó para la sucesora versión 4. Afortunadamente, nos podemos permitir conservar la anterior, que venía siendo la 2, por lo que para aquellos que no quieran cambiar siempre les quedará París.
Nuevas propiedades contempladas en el jabón
En la nueva, para la que partí de un estudio mucho más exhaustivo de la composición media de los aceites, el cambio más significativo de cara a su uso, es que, en vez de 5 parámetros, ahora dispone de 7. Y eso ha sido lo más controvérsico de todo, porque además los valores, al estar distribuidos de otra forma, no coinciden con las versiones anteriores. Esto no los hace incorrectos. Sólo que hay que aprender a leerlos, adaptarse a ellos porque, como en la anterior, puedes pensar que un jabón que te ofrezca un 52 es mejor que uno que ofrezca un 50. Esa es la parte del gusto de cada uno y de la experiencia, tanto con el jabón como con la calculadora.
Aunque en la ayuda de la calculadora está incluido, voy a intentar explicar mejor en qué consisten los nuevos parámetros y por qué difieren de la anterior. Los nuevos parámetros son Acondicionado, Burbujas, Dureza, Limpieza, Persistencia, Secado y Solubilidad. Que difieren de los anteriores por los dos nuevos: Secado y Solubilidad. Pero, ¿De dónde salen estos valores?
Pues resulta que, por ejemplo, la durabilidad de una pastilla está constatado que no depende de su dureza. Que hay jabones extremadamente duros que se disuelven más rápido que ninguno, por ejemplo el de ricino. Que la espuma también depende de lo rápido que se disuelva un jabón. Por lo tanto, se considera Solubilidad a la capacidad de disolverse que tiene un jabón.
Se puede pensar que esta solubilidad está íntimamente relacionada con el “baboseo” de la pastilla pero eso no es siempre proporcional. De hecho, hay jabones que son muy solubles, como el de coco, que se secan más rápido que los demás. De ahí viene el término secado que, no siendo lo mismo, también es proporcional con el curado del jabón.
Esto me lleva a explicar que, en la versión anterior de la calculadora, la dureza está relacionada tanto con la propia dureza (medida con durómetro), como con la capacidad de secado y con su solubilidad. Pero al ser cosas distintas, ahora se pueden y se deben separar en los tres parámetros.
Si alguien quisiera hacer el experimento siguiente entendería perfectamente la diferencia. Dos jabones con sobreengrasado 0% de un solo aceite: uno de ricino y otro de coco. El de coco es muy soluble pero no tanto como el de ricino. Esta prueba se hace dejando una pieza de jabón del mismo tamaño y forma dentro de un recipiente con la misma cantidad de agua. Sin embargo, el de ricino será más duro cuando está seco y, mientras que el de coco seca muy rápido y su aspecto es más correcto en la jabonera, el de ricino será muy lamioso. Y esto sería el secado. La dureza se puede medir con un durómetro pero también se nota en el sonido al golpearlo o la textura al morderlo.
En cuanto a las burbujas, el de coco proporcionará mucha espuma debido, sobre todo, al tamaño de las cadenas de sus ácidos grasos, mientras que el de ricino producirá muy poca espuma. Por esta razón, decimos que el aceite de ricino mejora la espuma, no por su alto valor de burbujas, sino por su alta solubilidad que hace que, con el mismo esfuerzo, se desprendan de la pastilla más cantidad de moléculas de jabón.
En esta versión, las burbujas son inversamente proporcionales al sobreengrasado. En la anterior, considero que esto, que estaba al revés, estaba mal. Servía en cuanto a la solubilidad pero no en cuanto a las burbujas.
Dicho esto, aprovecho para contar algo que puede parecer muy obvio pero que para algunos no lo es tanto. Hablamos de que los aceites están constituidos por diferentes porcentajes de ácidos grasos. Lo que diferencia a un ácido graso de otro es sobre todo su tamaño y el número de insaturaciones (ricino aparte). Centrándonos en eso del tamaño, lo que hace que un aceite tenga un índice de saponificación u otro es eso, la longitud de sus cadenas. Así un aceite, como es el de coco, que tiene gran porcentaje de ácidos grasos de cadena corta, necesita más cantidad de moléculas de álcali para formar las correspondientes de jabón. Y ciertas propiedades, como las burbujas o la limpieza, están directamente, si no exclusivamente, relacionadas con este hecho. Es decir, sostengo que un jabón de coco limpia más porque en el mismo peso, respecto a otros aceites, hay más moléculas. Y lo mismo con las burbujas.
Aceites duros y dureza del jabón no es equivalente
Volviendo a lo anterior, otro error común es el de los aceites duros. Se tiende a pensar que los aceites duros, que son aquellos que permanecen sólidos a temperatura ambiente, son los que producen más dureza en el jabón. Personalmente no estoy de acuerdo con eso. Los aceites que permanecen duros a temperatura ambiente son aquellos que tienen un alto porcentaje de ácido esteárico o de ácido palmítico. El aceite de coco, sin tenerlos, también permanece sólido por debajo de 25ºC, sin embargo, como he dicho antes, no produce gran dureza. La dureza depende del porcentaje de saturados pero también de la longitud de sus cadenas. Por lo tanto, aceites con alto contenido de oleico producen jabones más duros que el de coco.
Así que, como las características de un jabón ahora se miden de otro modo, no se puede pretender que los resultados que ofrezca sean los mismos. Como he dicho anteriormente, implica aprender a leerlos, acostumbrarse a los nuevos. Lo único que sigue siendo igual es que los valores óptimos están establecidos en 50, que un valor por encima significa un exceso y uno por debajo, un defecto.
En esto hay que hacer la salvedad de los aditivos. Por si todo este tema no fuera lo suficientemente engorroso, hay que añadir que las cualidades de los aditivos se miden de forma diferente que en los aceites. Las propiedades de los aditivos se cuantifican de -100 hasta 100, considerando que el 0 no actúa sobre el jabón.
El agua en el jabón no se contempla en los resultados. De modo que todas las consideraciones son sobre el jabón ya seco. Las cargas tampoco, se considera el jabón puro.
Respecto al tema del sobreengrasado, he tenido que hacer una aproximación sobre cómo afecta el exceso de aceite sobre cada uno de los parámetros contemplados. En algunos casos positivamente, en otros de forma negativa. No deja de ser una aproximación matemática a un hecho no tan fácilmente cuantificable. Como estos parámetros dependen de los ácidos grasos constituyentes, está también directamente relacionado con ellos.
En constante evolución
Hay una cuestión, que es más orientativa que otra cosa, que son las influencias del cambio de álcali y de sus mezclas respecto a los pronósticos. Había que cuantificar de algún modo algo que es fácilmente observable pero difícilmente calculable, de modo que he hecho una aproximación muy personal susceptible de ser cambiada más adelante.
Soy persona y por tanto me equivoco. No pretendo tener la razón absoluta respecto a nada. Este trabajo se basa en los estudios y en la práctica a lo largo de los años, pero siempre estoy abierto al debate de estos postulados. No es un tema sencillo, por lo que no puedo decir que esté perfectamente controlado. Será siempre susceptible a actualizaciones y mejoras. Puedo entender que, acomodados a la versión anterior de la calculadora, haya una resistencia a la nueva pero, desde mi perspectiva, no sólo es más completa sino mucho más acertada en cuanto a los pronósticos.
Algunas de las novedades:
- Base de datos de ingredientes más completa y contrastada.
- Nuevo sistema (más científico) de computación de los resultados.
- Dos nuevos parámetros Solubilidad y Secado.
- 9 ácidos grasos más que en la anterior.
- Separación del proceso de cálculo de resultados entre grasas y aditivos.
- Mejor gestión de las fórmulas con posibilidad de copia de seguridad de todas ellas simultáneamente.
- Compartir fórmulas, o grupo de fórmulas, a través de archivos y en redes sociales.
- Inclusión de lejías mixtas de sosa y potasa.
- Ayuda interactiva y videotutoriales.
- Alertas de seguridad.
- Información más detallada de fórmulas e ingredientes.
- Etiquetado INCI.
- Diseño más intuitivo y adaptable a todos los dispositivos.
- Más idiomas.
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